PERFIL PSICOLÓGICO IDEAL DEL SER HUMANO SEGÚN JESÚS DE NAZARETH
La convivencia en sociedad constituye un
reto extraordinario para el ser humano, ya que para ello debe suprimir muchos de sus instintos más primitivos que
conforman su esencia natural y al mismo tiempo aprender nuevas formas de
relacionarse con sus semejantes. Los estudios científicos han demostrado que
somos animales racionales, pero en fin animales, aunque esto nos desagrade;
cosas como el instinto de supervivencia y de reproducción lo demuestran,
conducta que es común en todos los seres vivos del planeta, desde el más simple
hasta el más complejo.
Hay algo que nos diferencia de los demás
animales y es la racionalidad, la que nos permite aprender, desaprender y
reaprender, es decir, podemos reprogramar nuestra mente y ver con una nueva
perspectiva la vida y el mundo que nos rodea, como bien lo ha demostrado la
programación neurolingüística, he allí nuestra grandeza como especie. De la
capacidad que tengamos de convivir depende nuestra felicidad y la de los demás;
recordemos que con-vivir es un concepto más que una simple palabra compuesta,
es decir, significa vivir-con, vivir acompañado de otros, una relación que debe
estar caracterizada y fundamentada en la armonía, el respeto y la solidaridad.
Por otro lado es importante saber que como
sistema social de convivencia, el bienestar o el malestar de uno afecta a los
demás, esto es un principio fundamental de los sistemas, por lo tanto es un
deber de cada uno de los integrantes del grupo social aprender actitudes y
aptitudes que te permitan esa convivencia.
En
la primera conferencia dada por Jesús en el monte, llamada “sermón del monte”
inicia exhortando a los presentes a desarrollar un perfil mínimo que le permita
alcanzar la dicha o “bienaventuranza” individual (Mateo cap 5:3-12). Para
entender mejor esta parte de la enseñanza del maestro debemos tener claro que
la palabra “bienaventuranza” significa “dichoso” o puede entenderse como una
felicitación echa por el conferencista del monte. La bienaventuranza (también
llamada macarismo) es
en la Biblia un género literario con más de un centenar
de ejemplos, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Tiene antecedentes en escritos de otros pueblos, en especial de Egipto. Se
recurre a este género para expresar una felicitación a las personas que, por
tener una determinada cualidad o por mantener una forma de conducta grata. Cuando
en la Biblia se proclama una bienaventuranza o su opuesto, no se busca
pronunciar ni una bendición que proporcione la felicidad, ni una maldición que
produzca la infelicidad, sino exhortar, sobre la base de la propia experiencia
de felicidad, a seguir los caminos que conducen a ella.
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